Se acerca el 2026 y…

No habrá forma de esquivarlo

Las peleas por venir

Los desafíos son enormes y están llenos de restricciones propias de la resistencia al cambio cultural.

Cambiar da miedo: no quiero perder lo poco que conseguí o, no quiero que me saquen lo que con tanto esfuerzo logré tener. Pocos piensan en términos positivos: bienvenido el desafío de avanzar un escalón más o un poco más o mucho más.

Fueron tantos los intentos frustrados que nos cuesta creer que esta vez será distinto.

Volver a la normalidad y evitar la anormalidad naturalizada

Argentina necesita de un esfuerzo consistente con toda la sociedad convencida de que el sacrificio dará sus frutos.

Reforma laboral y tributaria

No se trata de quitar derechos sino de eliminar esas anormalidades que nos llevaron a este destino de mediocridad constante.

La cultura del esfuerzo, la educación de calidad para todos; sin mirar la edad y el tiempo perdido. El futuro siempre se construye hacia adelante.

La historia ha demostrado que, para que alguien pueda desarrollarse en plenitud, es fundamental que el entorno (la sociedad) compartan los valores básicos y fundamentales; esos pilares propios de valores éticos y morales que están en los principios fundacionales del liberalismo: nada mejor para mi prosperidad que la prosperidad del otro. Si quiero progresar, necesito que progresen los demás conmigo.

El valor de las instituciones orientadas a la mejora constante

Si algo nos está enseñando y si algo está intentando este gobierno convencer a los ciudadanos es que el poder de crecer, de vivir en libertar y en armonía con el entorno está en el individuo, en su capacidad de empatizar con el otro.

Contrario al prejuicio cultural (o saber social erróneo), el liberalismo no es individualismo a ultranza sino que algo como: necesito mejorar yo para que los demás quieran mejorar conmigo.

El socialismo es exactamente lo contrario: sólo debo mejorar yo y tiene que ser a costa del empeoramiento de los demás. Pregonan el aumento del bienestar social pero, sin embargo, la envidia y el resentimiento al otro son las emociones y los sentimientos que los guían.

En definitiva, más allá de los vaivenes macroeconómicos y microeconómícos y sus discusiones de implementación, el cambio cultural es el desafío más importante que tiene el año 2026. Ojalá lo logremos.